APLICACIONES PRÁCTICAS
Escribe
el final de este cuento, de acuerdo con la coherencia del texto.
EL LORO DE MI VECINA
Había invitado a un amigo a pasar el fin de semana en su chalé, y éste
se había resistido porque poseía un perro de enorme tamaño que no se atrevía a
dejar al cuidado de nadie. Insistió el propietario de la casa en su invitación,
argumentando que así el perro podría corretear a gusto por los jardines del
chalé, y el amigo aceptó por fin el ofrecimiento.
El sábado por la tarde se encontraban los dos amigos charlando
tranquilamente en el porche cuando, de repente, apareció el perro con un pájaro
entre sus colmillos. El dueño de la casa de campo palideció: se trataba del
loro de la vecina. El amigo arrancó al pájaro de las fauces del perro y le
pidió toda clase de disculpas a su anfitrión. Allí permanecieron estupefactos
los dos, mirando el cuerpo inerte del loro, sucio y lleno de tierra.
El dueño del chalé, tras cavilar un buen rato sobre tan engorrosa
situación, le explicó al amigo que su vecina, la dueña del loro, se había
marchado de viaje, y que con toda probabilidad no iba a volver hasta el día
siguiente.
Lo mejor que podían hacer, le propuso, era limpiar el cuerpo del loro
de los restos de tierra, saltar la valla de la casa de la vecina y volver a
introducirlo en su jaula. En realidad, el ave no mostraba marcas de
dentelladas, y debía de haber muerto asfixiado entre las fauces del perro. La
mujer al regresar pensaría que se trataba de una muerte natural.
Así lo hicieron. Limpiaron cuidadosamente el plumaje, lo secaron y
aguardaron a que se hiciera de noche para evitar que alguien pudiera verlos. No
les resultó difícil saltar la tapia con ayuda de una escalera de mano y una vez
dentro, los dos amigos se acercaron hasta el porche de la casa vecina, abrieron
la jaula vacía, y metieron dentro el cuerpo inerte del loro. Volvieron sin
tropezarse con nadie y por fin de regreso en su casa, el anfitrión dejó escapar
un suspiro de alivio.
A la mañana siguiente, domingo, fueron despertados por los ladridos del
perro y los gritos histéricos de la vecina. Se vistieron apresuradamente y
corrieron a visitarla. Ella les abrió la puerta con una expresión descompuesta
en el rostro y chillando de manera obsesiva:
—¡El loro, el loro! —exclamaba mientras señalaba nerviosamente la
jaula.
—Bueno —comentó el amigo del dueño del perro—, los animales también se
mueren. Nada es eterno.
¿Cómo
se puede interpretar el significado de la imagen en relación con la polisemia
de la lengua?
Compruébese el efecto de
los vacíos léxicos en la comprensión lectora:
TEXTO 1
La …………1……. es un trastorno en el reconocimiento de rostros o caras conocidas. La persona que lo padece puede reconocer las diferentes partes de la cara, pero no puede identificar de quien se trata. En la ……..2……….. la persona no puede reconocer los rostros de sus familiares ni su entorno cercano. Se trata de una lesión en el cerebro que genera dicho trastorno y afecta a un porcentaje mínimo de la población. A continuación, te presentaremos, cómo tratar la ………3……..
Instrucciones
1
Consulta con un médico
especialista. Es fundamental concurrir con un profesional de la salud que
establezca un diagnóstico adecuado, con el fin de descartarotras patologías
asociadas.
2 Estrategias auditivas. Poder distinguir la voz
de las personas conocidas para poder identificarlas, resulta una de las
primeras medidas a desarrollar.
3 Características clave.
Tiene que ver con la capacidad de distinguir rasgos característicos de las
personas, como por ejemplo, el bigote, una cicatriz, etc.
4 Estrategias
compensatorias. Las personas que padecen la ……4….. tienden a desarrollar todo
tipo de estrategias compensatorias para vivir con esta dificultad. Es así, que
se elaboran estrategias mentales y desarrollan al máximo la capacidad de reconocimiento
a través de aquellos sentidos que no sean los visuales.
TEXTO 2
La ……………. de las
autoridades y funcionarios públicos se regula en el
Código Penal de 1995, en el Capítulo I del Título XIX del Libro II,
concretamente en los arts. 404 a 406.
C .P.
El Título XIX, que lleva por rúbrica «Delitos contra la administración pública», integra aquellos tipos penales en los que el bien jurídico protegido es el correcto funcionamiento de la administración pública. Además de la identidad del bien jurídico protegido, los nueve capítulos en los que se divide el Título XIX (en función de las distintas formas de ataque al bien jurídico) se caracterizan por las siguientes notas, comunes a todos ellos: 1. Aplicación del concepto penal de autoridad y funcionario público, recogido en el art.24 C .P. 2. No será de
aplicación, por ministerio del art. 67 C .P. (inherencia), la agravante 7.ª del art. 22 C .P., de «prevalerse del
carácter público que tenga el culpable». 3. Compatibilidad de las penas previstas en este Título con las
sanciones disciplinarias que pudiera imponer la Administración, sin vulnerar por ello el
principio non bis in idem (S.T.C. 2/81 de 30 de enero).
El Título XIX, que lleva por rúbrica «Delitos contra la administración pública», integra aquellos tipos penales en los que el bien jurídico protegido es el correcto funcionamiento de la administración pública. Además de la identidad del bien jurídico protegido, los nueve capítulos en los que se divide el Título XIX (en función de las distintas formas de ataque al bien jurídico) se caracterizan por las siguientes notas, comunes a todos ellos: 1. Aplicación del concepto penal de autoridad y funcionario público, recogido en el art.
TEXTO 3
Maneras de Vivir
Elogio
del individualismo
Rosa Montero 16/12/2007
Los tópicos son
palabras muertas y pensamientos dormidos. Son trivialidades coreadas
mecánicamente hasta la saciedad. A veces son ………1, y a veces, falsedades que la
gente repite como si fueran verdad. Hay tópicos muy ……….2…….. que me ponen
especialmente nerviosa. Como, por ejemplo, ese lugar común que asegura que hoy
se lee menos que antes, cosa que, por fortuna, no es cierta: la lectura siempre
fue una actividad minoritaria, y hoy esa minoría, los datos lo demuestran, es
mayor que nunca en todo el mundo.
Otro tópico
equívoco es la mala fama que tiene el individualismo. Cuando hablamos del
individualismo de la sociedad moderna utilizamos siempre la palabra como un
…..3……… de todo lo negativo, como sinónimo de la destrucción del tejido
afectivo y de la solidaridad social. Se han escrito extensos trabajos sobre el
tema, ………..4……… el individualismo como base esencial del capitalismo más
caníbal. A veces, en la furia de algunos de estos ataques me parece oír cierto
eco de mis años adolescentes, en la época confusa y siniestra del franquismo,
cuando el hecho de que te gustara la ópera, o ponerte perfume, o cualquier
nadería semejante, podía hacer caer rápidamente sobre ti el …5………. de ser una
pequeñoburguesa, una individualista sin suficiente conciencia ante las
urgentes, heroicas, trascendentales demandas de la sagrada masa proletaria.
El caso es que la
sociedad occidental ha ido siendo más y más individualista con el paso de los siglos;
y, si estudiamos el pasado, se ve claramente que todas las conquistas de
justicia social han sido impulsadas por el individualismo. Es la conciencia
individual, al reaparecer en el siglo XII tras los años oscuros, la que impulsa
la creación de organizaciones protodemocráticas, y las leyes contra el abuso de
los nobles, y la orgullosa ambición de ser feliz frente al oscuro despotismo de
los dioses. El individualismo es el motor de la Revolución Francesa ,
y del sufragio universal, y del concepto mismo de derechos humanos. Y del
respeto a las minorías y a la diferencia. Por el contrario, las mayores
tropelías sociales de la Historia han sido
cometidas por regímenes que negaban la individualidad. Por tiranos que
contemplaban a sus súbditos como meros esclavos, o por regímenes totalitarios
que consideraban al individuo como algo sospechoso.
Y así,
paradójicamente, resulta que aquellos sistemas de pensamiento que enaltecen al
pueblo y que dicen defender por encima de todo a la colectividad, acaban siendo
verdaderos mataderos colectivos y creando sociedades mucho más injustas que
aquellas en las que impera el individualismo. Como sucedió con la pesadilla del
nazismo, con las decenas de millones de víctimas de los soviéticos, con los
jemeres rojos asesinando a la tercera parte de la población de su país. A mí lo
que me da verdadero miedo no es el individualismo, sino esas grandes Ideas
intocables que dicen hablar por el bien de todos y con las que se enardecen las
masas ciegamente. Como decía Bioy Casares, “las ideas nacen inocentes y se
vuelven feroces”. Creo que la conciencia individual es una buena herramienta
para evitar los abusos; y que es desde el individualismo desde donde se puede
uno preocupar por los demás. De hecho, a lo largo de la Historia
ha sido siempre así.
Claro que las
sociedades individualistas nos asustan, porque, como contrapartida, uno cada
vez está más solo ante la muerte. Y ante la vida. Y eso exige madurez y valor.
Pero incluso ese aspecto también es relativo, porque nos vamos acostumbrando.
Ya he contado alguna vez ese pasaje de la famosa biografía de Samuel Johnson
hecha por Boswell. Johnson fue uno de los intelectuales más importantes del
siglo XVIII inglés. Un hombre cultísimo, lúcido, moderno para su época. Pues
bien, en el libro, Johnson y Boswell se lamentan amargamente de la aparición en
Londres, en torno a 1770, de los primeros restaurantes con mesas individuales;
hasta entonces se comía en grandes mesas corridas. A Johnson esa novedad le
parece atroz, el síntoma de una disgregación social fatal, de un individualismo
infame que acabará con la convivencia. Hoy, sin embargo, creemos que comer con
intimidad con los amigos mejora la convivencia, y lo que nos parecería bárbaro
y fatal es tener que compartir la mesa con quince extraños; y aún nos
horrorizaría más ir a un hotel y dormir en la misma cama con dos desconocidos,
como era lo habitual en las posadas del promiscuo Medievo. Ya ven hasta qué
punto el desarrollo de nuestra civilización va emparejado con el
individualismo.
Maneras de Vivir
Elogio
del individualismo
Rosa Montero 16/12/2007
Los tópicos son
palabras muertas y pensamientos dormidos. Son trivialidades coreadas
mecánicamente hasta la saciedad. A veces son perogrulladas, y a veces,
falsedades que la gente repite como si fueran verdad. Hay tópicos muy
persistentes que me ponen especialmente nerviosa. Como, por ejemplo, ese lugar
común que asegura que hoy se lee menos que antes, cosa que, por fortuna, no es
cierta: la lectura siempre fue una actividad minoritaria, y hoy esa minoría,
los datos lo demuestran, es mayor que nunca en todo el mundo.
Otro tópico
equívoco es la mala fama que tiene el individualismo. Cuando hablamos del
individualismo de la sociedad moderna utilizamos siempre la palabra como un
compendio de todo lo negativo, como sinónimo de la destrucción del tejido
afectivo y de la solidaridad social. Se han escrito extensos trabajos sobre el
tema, anatemizando el individualismo como base esencial del capitalismo más
caníbal. A veces, en la furia de algunos de estos ataques me parece oír cierto
eco de mis años adolescentes, en la época confusa y siniestra del franquismo,
cuando el hecho de que te gustara la ópera, o ponerte perfume, o cualquier
nadería semejante, podía hacer caer rápidamente sobre ti el sambenito de ser
una pequeñoburguesa, una individualista sin suficiente conciencia ante las
urgentes, heroicas, trascendentales demandas de la sagrada masa proletaria.
El caso es que la
sociedad occidental ha ido siendo más y más individualista con el paso de los
siglos; y, si estudiamos el pasado, se ve claramente que todas las conquistas
de justicia social han sido impulsadas por el individualismo. Es la conciencia
individual, al reaparecer en el siglo XII tras los años oscuros, la que impulsa
la creación de organizaciones protodemocráticas, y las leyes contra el abuso de
los nobles, y la orgullosa ambición de ser feliz frente al oscuro despotismo de
los dioses. El individualismo es el motor de la Revolución Francesa, y del
sufragio universal, y del concepto mismo de derechos humanos. Y del respeto a
las minorías y a la diferencia. Por el contrario, las mayores tropelías
sociales de la Historia han sido cometidas por regímenes que negaban la
individualidad. Por tiranos que contemplaban a sus súbditos como meros esclavos,
o por regímenes totalitarios que consideraban al individuo como algo
sospechoso.
Y así,
paradójicamente, resulta que aquellos sistemas de pensamiento que enaltecen al
pueblo y que dicen defender por encima de todo a la colectividad, acaban siendo
verdaderos mataderos colectivos y creando sociedades mucho más injustas que
aquellas en las que impera el individualismo. Como sucedió con la pesadilla del
nazismo, con las decenas de millones de víctimas de los soviéticos, con los
jemeres rojos asesinando a la tercera parte de la población de su país. A mí lo
que me da verdadero miedo no es el individualismo, sino esas grandes Ideas
intocables que dicen hablar por el bien de todos y con las que se enardecen las
masas ciegamente. Como decía Bioy Casares, “las ideas nacen inocentes y se
vuelven feroces”. Creo que la conciencia individual es una buena herramienta
para evitar los abusos; y que es desde el individualismo desde donde se puede
uno preocupar por los demás. De hecho, a lo largo de la Historia ha sido siempre
así.
Claro que las
sociedades individualistas nos asustan, porque, como contrapartida, uno cada
vez está más solo ante la muerte. Y ante la vida. Y eso exige madurez y valor.
Pero incluso ese aspecto también es relativo, porque nos vamos acostumbrando.
Ya he contado alguna vez ese pasaje de la famosa biografía de Samuel Johnson
hecha por Boswell. Johnson fue uno de los intelectuales más importantes del
siglo XVIII inglés. Un hombre cultísimo, lúcido, moderno para su época. Pues
bien, en el libro, Johnson y Boswell se lamentan amargamente de la aparición en
Londres, en torno a 1770, de los primeros restaurantes con mesas individuales;
hasta entonces se comía en grandes mesas corridas. A Johnson esa novedad le
parece atroz, el síntoma de una disgregación social fatal, de un individualismo
infame que acabará con la convivencia. Hoy, sin embargo, creemos que comer con
intimidad con los amigos mejora la convivencia, y lo que nos parecería bárbaro
y fatal es tener que compartir la mesa con quince extraños; y aún nos
horrorizaría más ir a un hotel y dormir en la misma cama con dos desconocidos,
como era lo habitual en las posadas del promiscuo Medievo. Ya ven hasta qué
punto el desarrollo de nuestra civilización va emparejado con el
individualismo.
EJEMPLO DE COMPRENSIÓN LECTORA CON SELECCIÓN MÚLTIPLE
No
esperen por las mujeras
Con
motivo de mi reciente toma de posesión de una plaza en la Real Academia
Española –lo de toma de posesión suena un poco bélico, pero es así como se
llama la cosa–, algunos periodistas me han preguntado por el Diccionario, por
el estado de nuestra lengua en España, por la marabunta de anglicismos
innecesarios que padecemos, por la responsabilidad de los medios de
comunicación en el deterioro general y demás. Como quiera que aún no he asistido
a ninguna sesión de la casi trisecular institución que ha tenido a bien
acogerme, y por tanto ignoro su funcionamiento, puede que esté equivocado en
las observaciones que haré a continuación, pero así es como yo veo hoy estas
cuestiones sobre las que se me ha inquirido en estos días:
a) Buena parte de la sociedad
española está muy confundida respecto a las atribuciones y competencias de la RAE. Ésta
no impone nada, sobre todo porque no está capacitada para hacerlo y porque
además a la lengua no se le ponen rejas ni barreras nunca. La gente habla y
escribe como quiere –faltaría más–, lo cual no obsta, sin embargo, para que
otros opinen que tal o cual persona habla como un perro o escribe con los pies.
Por un lado, la RAE
recoge, registra y refleja lo que los hablantes sancionan mayoritariamente; y,
por otro, aconseja, sugiere, orienta e intenta poner cierto orden para que
sigan existiendo unas convenciones mínimas –un pacto entre los hablantes– que
nos permitan entendernos. Eso es (más o menos) todo.
b) Por eso es absurdo, además
de dictatorial, que diferentes grupos –sean feministas, regionales o étnicos–
pretendan, o incluso exijan, que la RAE
incorpore tal o cual palabra de su gusto, suprima del Diccionario aquella otra
de su desagrado, o “consagre” el uso de cualquier disparate o burrada que les
sean gratos a dichos grupos. La
Academia no puede borrar el vocablo “judiada”, por
ejemplo, por mucho que su origen nos resulte antipático o condenable. Se puede
intentar desterrarlo del uso actual, podemos procurar evitarlo por sus
connotaciones evidentes, pero no somos nadie, ni siquiera la RAE , para
quitarle a nuestra lengua un término que, nos guste o no, ha existido y es
historia y se encuentra en textos clásicos. Suprimirlo sin más supondría, entre
otras cosas, hacerles una faena a los traductores del español a otros idiomas.
Imaginen que los diccionarios de inglés, por melindre y diplomacia estúpida,
hubieran borrado “Spanish pox”: no habríamos tenido manera de saber que la
adecuada traducción de eso es “sífilis”, o, si se prefiere, “mal francés”
(todas las lenguas echan la culpa de las lacras a los extranjeros).
c) Los anglicismos superfluos
son hoy una verdadera amenaza para cualquier idioma. No así los necesarios. Si
el español carece de equivalente o palabra para algo existente en otra lengua,
o sencillamente nuevo, no sólo no hay inconveniente en adoptar –y quizá
adaptar– el término, sino que es lo recomendable. Un buen ejemplo es el verbo
“zapear”, que todos utilizamos ya con absoluta naturalidad, pero que proviene
directísimamente del neologismo inglés “to zap”. Lo que echa a perder una
lengua es, en cambio, que los españoles –como ya he oído más de una vez–
empiecen a decir “vamos a esperar por ellos”, en un ridículo calco de “to wait
for them”, que es la forma inglesa de decir “esperarlos”. O que se suelten
“implementar”, “esponsorizar” o “monitorear”, que son producto a medias de la
pomposidad y la ignorancia. O construcciones como “Anoche, en la calle Bailén,
fue disparado un hombre”, calco grotesco de “a man was shot” y que propiamente
significa que a un hombre se lo metió en un cañón –esperemos que de circo– y se
lo disparó desde él como si fuera una bala.
d) Pero no se trata sólo de los
anglicismos. En textos recientes (traducidos o escritos originalmente en
castellano) he leído cosas como “izó los ojos” (como si fueran banderas), o “se
le llenó la cara de sonrisas” (como si a la persona en cuestión le hubieran
brotado unas cuantas en la frente, la nariz, el mentón y las mejillas). Hace
unas semanas oí decir a una ministra que “asumía” su cargo “en primera
persona”, uniéndose así al latiguillo periodístico, cada vez más extendido,
según el cual la gente vive una experiencia, un susto o lo que sea “en primera
persona”, como si fuera posible hacerlo en segunda o en tercera. La expresión
“en primera persona” sólo cabe para relatar, por ejemplo una novela. Las cosas
se viven a secas, o a lo sumo “personalmente” o “en persona”. Lo de “en
primera” está de sobra, y además es una horterada sin paliativos.
e) No insistiré hoy sobre las
pretensiones de acabar con el “lenguaje sexista”. La antigua acepción de “mujer
pública” no puede suprimirse del Diccionario por lo mismo que no se puede
borrar “judiada”. Ni la palabra “coñazo”, compensada, de hecho, por la expresión
“de coña”, ya que ambas comparten etimología, para mal en un caso y para bien
en el otro. En cuanto a “cancillera”, “bedela”, “ujiera” y otras aes
innecesarias, ya que la terminación en “-er” o en “-el” rara vez indica género
masculino ni femenino, a este paso se acabará exigiendo que no se diga “mujer”,
sino “mujera”. Ustedes verán, señoras. Y señores.
JAVIER MARÍAS. El
PAÍS. 11/05/2008
Comprensión lectora. Elija una de las tres opciones (a, b
ó c). La pregunta 0 es un ejemplo:
APELLIDOS Y NOMBRE
_______________________________________-
0. Sobre las competencias de la
Real Academia:
|
|
a. Muchos españoles tienen una
idea equivocada.
b. Muchos preguntan porque hay
mucha confusión.
c. Muchos han sido confundidos por la Real Academia.
|
A
|
1. ¿Qué hace
|
|
a.
b.
c.
|
|
2. Al autor le parece que la
supresión de las palabras desagradables o negativas:
|
|
a. Es una pretensión
autoritaria y carente de lógica.
b. Sólo interesa a grupos
feministas, étnicos o regionales.
c. La han pretendido las
dictaduras absurdas
|
|
3. ¿Por qué no se puede suprimir
un término del diccionario, según Javier Marías?
|
|
a.
Porque los traductores no están de acuerdo.
b.
Porque nadie tiene autoridad para ello.
c. Porque nadie conoce su historia.
|
|
4.
¿Qué le parece absurdo al autor sobre los anglicismos?
|
|
a. Que se copien construcciones del
inglés que no existen en español.
b. Que se traduzcan expresiones
inglesas.
c. Que se quiera presumir usando el
inglés.
|
|
5. Respecto del lenguaje
sexista, el autor:
|
|
a. Considera ridículos ciertos
cambios de género.
b. No quiere hablar de ese tema.
c. Son las señoras y los señores
los que deben opinar.
|
ΕJEMPLO DE COMPRENSIÓN LECTORA
CON VACÍOS DE INFORMACIÓN (CLOZE)
Los tópicos sobre España
Cabría preguntarse, en primer
______[0]______, si existe lo español
en un país chiquito pero que posee cuatro lenguas y tal diversidad de
tradiciones culturales. Además, cuando hablamos de lo español nos solemos estar
refiriendo a una imagen acuñada a fuego lento a lo largo de los siglos. A esa
sociedad que el escritor Larra reflejaba en sus artículos, por ejemplo, cuando
hablaba de España como un país ineficaz y ______[11]______ por el amiguismo, de
una burocracia delirante que, en vez de gestionar, sólo ______[12]______
trabas, del recelo y la envidia al que destaca, del aislacionismo y del miedo a
la modernidad y a lo extranjero, del individualismo bárbaro y la
______[13]______ de sentido cívico. Larra escribió esto hace 150 años, y muchos
de sus ______[14]______ parecen reflejar aún hoy, punto por punto, la realidad
del país.
Y ______[15]______, también es
cierto que la España de
principios del siglo XXI no tiene nada que ver, no ya con la de Larra, sino con
la de ______[16]______ tan sólo unas cuantas décadas. Y es que en los últimos
20 ó 30 años este país ha cambiado probablemente más que en los dos últimos
siglos. En 1950, casi la mitad de la ______[17]______ activa (48%) se dedicaba
a la agricultura, mientras que en la actualidad la mayoría del país vive en
ciudades (84%). Se acabó, ______[18]______, la España
______[19]______ de mujerucas vestidas de negro y hombres viejos provistos de
boina.
Pero hay otros
________[20]_______ en nuestra sociedad que ______[21]______ al cambio: ya que
estamos dando ______[22]______, habrá que decir que en España hay 133.000
bares, una ______[23]______ mayor que la de todos los bares juntos de los otros
miembros de la
Unión Europea. Aunque parezca un
______[24]______, no lo es. Detrás de ese copeo está una ______[25]______ de
vida y una elección social. Resulta que los españoles somos, ______[26]______
los suecos, los europeos que más tiempo dedicamos a las relaciones sociales y a
estar con los amigos: dos horas y media al día, nada menos. Cuando tenemos
tiempo libre, lo _______[27]______, sobre todo, en ir a los bares con los
amigos. ¿Qué haremos cuando disfrutemos de más horas de ______[28]______? Los
españoles vemos mucho la televisión y centramos básicamente nuestra
______[29]______ en la familia. Por eso mantenemos el interior de nuestras
casas limpio como los chorros del oro, pero tiramos sofás viejos, plásticos y
todo tipo de basuras a las aceras; y por eso ______[30]______ los bancos
públicos de los parques, que total sólo son públicos, o sea, de nadie.
Adaptado
de Rosa Montero © EPS
ANTES
DE
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CORROMPIDO
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